
No cómo disculpa, aunque si cómo explicación, diré, que sólo pretendía vivir una experiencia que se me antojaba extraordinaria: sentir y ser durante algunos minutos, como siente y es un Presidente de los Estados Unidos. Dicen que el hombre más poderoso de la tierra, después del Papa. Ella se llamaba Mónica y era una auténtica muñeca.
Lo que yo no sabía es que durante ese corto lapsus de tiempo y bajo el poder y la influencia de mis extraordinarias facultades como Presidente, ordené invadir Irak de nuevo, amplié Guantánamo y compré a través de Lehman Brothers, una enorme cantidad de material militar, listo para ser utilizado.. No lo pude evitar, por el bien de la humanidad.
Pero les prometo que, probablemente, no lo volveré a hacer.
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