miércoles, 2 de marzo de 2011

La navaja de Ockham


Las gasolineras, así se llamaban antes porque los coches andaban con gasolina. Ahora los coches andan con gasoil que es mucho más contaminante. A pesar de ello no les han cambiado el nombre a “gasoil-lineras”. Les pareció más fino llamarles estaciones; estaciones de servicio. Y ello no es porque den servicio de limpiar el parabrisas (otra extraña forma de llamar al cristal delantero de los vehículos a motor), o inflar las ruedas como antes hacían, sino porque cada vez venden más navajas. Eso si que da un buen servicio.

Las gasolineras, las están quitando. Cada vez hay menos. En primer lugar porque cada vez se venden menos coches, por lo de la crisis, y además que los que ya lo tienen no lo sacan de casa, porque la gasolina está cada vez más cara y más se va a poner con lo de Gadafi.

Siempre se comenten errores,  y vender coches que cada vez gasten menos demuestra bien a las claras, que a los fabricantes les importa un comino que las gasolineras cierren, y que los gasolineros no puedan dar de comer a sus hijos. Si no montas un cártel, como los de la droga te acaban asfixiando por pura envidia. Es justo lo contrario a lo del hardware y el software, a lo mejor.

Antes llegaban manadas de coches rápidos y todos juntos a repostar, cosa que fue muy útil para poder entender la teoría de las colas. Ahora llegan de uno en uno despacito, cómo mucho a 110 kilómetros por hora. Gastan menos carburante y por eso van menos. Al final también afectará esto a los de las navajas.

La gente ya se está pensando seriamente utilizar el transporte público y los aviones. Te llevan a un sitio más alejado, te pagan el hotel y te alquilan un coche con la hamaca de la playa. Así no te parece que la gasolina esté cara, al estar incluida en el precio.

Por eso las pocas gasolineras que quedan se han puesto a vender navajas. Esto ya lo había dicho yo anteriormente, pero ahora más. El mercado se segmenta con nuevos modelo y otros fines sociales. Se han dado cuenta que a no todo el mundo le gusta atracar gasolineras, o al menos no les apetece hacerlo a menudo.

Uno de marketing, seguro, ha inventado la navaja solidaria, por Haití. Es la que ven en la foto y cuesta 12 euracos. Le pregunté al gasolinero cuanto de esos 12 euros llegaría a Haití, pero no me quiso contestar. Detrás del cristal están las navajas, pero ¿quién está detrás de las navajas?

Quizás deberíamos utilizar la navaja de Ockham para llegar a establecer, cómo él hizo, que  el principio según el cual “cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja.”

Ahora solo hace falta que usted piense en la teoría más simple que se le ocurra, para explicar porque se venden navajas en las gasolineras, y porque dicen que si compras una eres solidario con Haití. ¿Vale?